La lectopaternidad

A la lectopaternidad llegamos mediante un proceso que no es muy complejo, pero que si requiere de una dinámica, que muy seguramente muchos de ustedes ya aplican desde hace varios años. Llegamos no exclusivamente como padres, podemos acercarnos como mediadores de lectura, bibliotecarios, bachilleres, docentes, promotores, padrastros, tíos, abuelos, como ciudadanos que entienden que la lectura es importante para las generaciones futuras. Llegamos a la lectopaternidad en el convencimiento de que es una acción o una serie de acciones que desde nuestra realidad afectarán la realidad de otros y ayudarán en acciones concretas a dejar de hablar tanto para actuar más.

Inicialmente, y esto podemos omitirlo, es entender que la lectura es importante. No nos detendremos en analizar el por qué ya que existe mucha literatura al respecto. Muchos estudios, muchos documentos que pueden permitir que omitamos ese principio. Partimos de un entendimiento de que la lectura es importante para el ser humano, para la sociedad, que hace personas sensibles y transforma la realidad de todos. Sin ese principio, estamos leyendo el libro equivocado. Si tenemos al menos una duda de que esto sea así, debemos devolver nuestro interés y convencernos, a partir de otro texto o vivencia, de la importancia de leer. Por ello no empezaremos hablando de porqué es importante la lectura: todos los que lean este libro saben por qué. Por las razones que les induzca un texto de algún experto o sencillamente porque el convencimiento personal, por la maravilla que surge cuando se abre el libro o por los ojos brillantes del niño que quiere que le leamos. Por la experiencia docente que transformó nuestra aula y nos reconectó con la vocación el día que decidimos bajar los libros del estante o por ese recuerdo latente de un tío, un padre ausente o una madre constante leyéndonos un texto fascinante. Ese es el punto de partida.

El término lectopaternidad surge de una juego de palabras que integra dos de los mejores regalos generacionales que puede querer cualquier niño en el mundo, un padre que asume su rol con honestidad y entrega y obviamente la lectura. De igual manera si usted no es un padre interesado en sus hijos, también está leyendo el libro equivocado: aquí nos congregamos quienes sin muchos recursos económico o por el contrario con muchos de ellos, es indiferente, entienden que la paternidad es un acto social responsable que contiene unas características mínimas que no dependen de lo que queramos hacer con la vida de nuestros hijos, sino con aquello que es importante para sus vidas. La paternidad, es mucho más que la mesada mensual de su mantenimiento, que es absolutamente indispensable, digamos que hay padres que entregan su mesada puntualmente pero se desentienden de los hijos. La paternidad son las condiciones mínimas que permitan llenarse la boca diciendo que se es padre. Convergen en ella el ejemplo, la disposición, el tiempo aunque sea breve, la sinceridad, el superar las diferencias con la pareja o con el mundo en miras a contribuir en un verdadero desarrollo de adultos en potencia. Integrados los dos conceptos, lectura y paternidad, lectopaternidad procura complementar el ejercicio de la paternidad con la lectura como propuesta, si bien nada novedosa, si fundamentada en los principios y estudios mundiales sobre la adquisición del gusto por la lectura desde el hogar como la principal pieza estructural para la formación de lectores de por vida, con todos los beneficios que esto puede tener. Surge además como necesidad en una sociedad como la nuestra donde existen tantas debilidades en ambos sentidos, en padres y madres que cumplan responsablemente con sus deberes y por supuesto en lo alejada que se encuentra la realidad nacional de percibir la lectura con la importancia que debe tener.

Han sido justamente las madres y padres de familia, por generaciones, los primeros promotores de lectura, pero han sido también sus ocupaciones y la vertiginosa forma de vida contemporánea la que les ha alejado de ese vínculo íntimo que puede generar la lectura.

Como adultos, como padres, como docentes, debemos entender que el proceso de generación de gusto por la lectura es el mejor regalo generacional que podemos asumir para nuestros hijos o estudiantes.  Nada podrá remplazar una generación hábil en el manejo de la lectura como la herramienta más poderosa para la construcción de un ser y una sociedad pensante, estructurada y complejizada. El primer escenario es sensibilizar, convencernos de que incluso si no nos gusta la lectura, entendemos que esta es importante. Que es trasversal para la vida. Lo segundo es asumir que independientemente de las acciones que hace el Estado, la biblioteca o el Ministerio respectivo, yo como ciudadano también debo aportar a que más personas se acerquen a la lectura. Lo tercero es participar voluntariamente en iniciativas, como la nuestra, que pretende contarle y convencer a otros padres de familia, amigos y ciudadanos del común las cosas que se hacen para facilitar el acceso a la información y el libro.